El arte de decir no
mayo 19 de 2015
por Julián Vivas Banguera

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Fotografía: Andrés David Bermúdez
“Un editor se vuelve un enemigo íntimo que quiere más a un texto que a ti, como tienen un hijo en común, los dos quieren lo mejor para él”
Angel Unfried
Mide un metro con noventa y ocho centímetros de estatura. Camina con ese tumba’o costeño que solo se adquiere naciendo en el Chocó y criándose en Barranquilla. Es uno de esos literatos de apariencia relajada que toma muy en serio su trabajo, y cómo no, si es el editor de una de las mejores revistas culturales de Latinoamérica:
Ángel Unfried es un curioso por excelencia, cree que lo aburrido no es necesariamente malo, pero hay que hallar la forma de atrapar al lector. Reconoce que cada persona tiene la mejor versión de su historia, y que como editor lo que hace es brindar las herramientas para que el resultado final sea superior. Unfried ha escrito para el periódico El Heraldo, La República, Shock, Dinero y Bacánika. También ha sido relator y editor de varios talleres de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, FNPI.
En el marco de la primera Feria del Libro de Armenia, lo abordé con la intención de conocer más sobre su trabajo, y de la dura batalla del editor de una revista como El Malpensante, contra los egos, y decenas de solicitudes de publicación diarias.
¿Cómo es editar El Malpensante?
Es una experiencia de lectura disciplinada y un privilegio en el sentido de descubrir muchas cosas: autores nuevos y reconocidos en otros países, un mundo de ilustración, de fotografía, y la posibilidad de hacer con todos esos elementos una mezcla de cosas que quieres compartir.
Es una experiencia de lectura estimulante, y disciplina editorial.
Editar es una labor de amores y odios ¿cómo ha sido su caso?
Manejar el trato con la gente, los egos, es una de la partes más difíciles, de pronto la revisión técnica de un texto es más fácil que decirle a alguien que no, o que sí pero que le hace falta camino.
También requiere sensibilidad y tacto, porque a veces es necesario decirle a la gente que no, que debe esperar a una segunda oportunidad.
En una revista como esta, los textos que envían para ser publicados suelen ser muy diferentes entre sí, ¿cómo es el proceso de selección?
No hay una forma única, cada autor tiene sus temas, géneros, estilos, formas de hacer las cosas, pero intentamos sacar el máximo potencial de aquello que manda la gente.
También hay que ver el sentido práctico de que todas estas piezas conformen un conjunto en la revista. A veces, el criterio para publicar una pieza no depende solo de sí misma, sino de cómo funciona en conjunto.
En el número que viene ahora habrá muchas piezas de música, entonces queremos una designa para cada contrapeso. Así que no es solo lo mejor, que en sí es subjetivo, sino aquello que conforme un mejor conjunto.
El periodismo joven en Colombia cada vez le apunta más a lo narrativo, ¿eso es bueno?
Diría que ha sido una apuesta que no responde a algo gratuito, han existido ciertos factores que han llevado hacia una preferencia hacia el género. Hay un espacio de formación a través de la FNPI, oportunidades de publicación como: Etiqueta Negra en Perú, Letras Libres en México, Ñ de Argentina, Gato Pardo en Colombia y Argentina, El Malpensante... Además hay un interés por la prosa bien lograda, lo que ha potenciado una buena generación de escritores de no ficción.
El lado b, es que no todos tienen el talento de Leila Guerriero, Alberto Salcedo Ramos, o Martín Caparrós, y que a veces esa búsqueda del periodismo narrativo como única forma de periodismo sacrifica algunos valores básicos del buen periodismo. Este no es solo una prosa de la verdad, requiere investigación, acercamiento a los personajes.
Hay gente que se sienta a tomar cerveza en la playa en Barcelona, se da cuenta que un tipo es árabe y considera que esa es la súper crónica porque él puede contarla bien, y tal vez sí, pero a veces falta la investigación, meterse a las raíces, el análisis político, el contexto, se requieren algunos elementos que son ocasionalmente subordinados a la forma.
Estoy aprendiendo a ser editor, ¿qué necesito saber?
Que debes leer mucho, aprender a equivocarte, a decir que no; y eso no es fácil.
¿Algún consejo para los nuevos escritores?
Escriban, lean mucho, vivan mucho, porque si no viven, ¿de qué van a escribir?
También recomienda leer a norteamericanos como John Kennedy, La conjura de los necios; Raymond Carver, De qué hablamos cuando hablamos del amor; Junot Díaz, La maravillosa vida breve de Oscar Wao; y autores colombianos como Luis Miguel Rivas, y su obra: Los amigos míos se viven muriendo.
Por último, la invitación es a “teclear contra la muerte” y reconocer que el arte de contar historias merece un rigor que todo buen periodista debe garantizar.