





La historia que conocerá a continuación la encontré hace nueve años en la hemeroteca de mi abuela; era uno de aquellos titulares que mi venturosa curiosidad no pudo ignorar: “Llovió sal en Santo Tomás” (...)
Cuando era pequeña le tenía miedo a la gente que le faltaba un brazo o una pierna, solía pensar que Dios los había castigado por portarse mal. Con el tiempo, pasan cosas que hacen ver normal lo que muchos tememos. (...)
Nos permite adentrarnos en su ser y a través de él ver en nosotros la dualidad que manejamos todos, pero cuando satanás se comienza a manifestar, algunos logramos tomar el control de nosotros mismos. (...)
La cicatriz que bordea la parte derecha de su boca.

Mientras tanto, pensaba que entre más pasaba el tiempo, más seguro me sentía de tener que hacerlo. Ella es la que me inspira. Mamá no se mata como cualquiera, es un ser tan puro que no merece seguir viviendo en este mundo tan desdichado. Ella tiene que morir por mí así como yo moriría después de su muerte (...)
Microcuentos
Tener alas
Un pájaro que se paseaba por el balcón fue motivo suficiente para que el hombre que lo observaba saltara al vacío imitando sus movimientos. Tiró el café, se apoyó en la baranda y luego tuvo la sensación de volar. Segundos antes de morir, cumplió su sueño.
-Juan José Duque