Preguntas "a ciegas"
marzo 25 de 2014
por Julián Vivas Banguera

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Fotografías: Andrés David Bermúdez
Nunca he sido fanático de lo inesperado. Debo decir, que siempre me ha gustado mantener todo controlado; me anticipo a los sucesos, me molesta que algo no salga como lo he planeado y, para ser franco, vivir como canoa al vaivén de las olas, nunca ha sido mi opción.
Esa sensación de control que me acompaña diariamente, fue infundada, a mi pesar, por mi mamá desde que era pequeño. Regaños iban y venían, ese “te lo dije” o el “pero claro, ¡como creen que yo estoy pintada en la pared!”, generaron en mí un temor a la equivocación que todavía no logro superar. Según la psicóloga del colegio del que me gradué, que de hecho estaba más “buena” que un chontaduro con miel, debía afrontar mis temores, porque de lo contrario, terminaría loco o escribiendo cuentos para revistas digitales y, lastimosamente, no se equivocó.
Cuando surgió la idea de hacer una entrevista “a ciegas” no me emocioné mucho, pero, en el afán de enfrentar mis miedos, olvidar los regaños de mi madre y de hacerle caso a Marcela, la psicóloga; decidí hacerlo.
Debo confesar que estaba más ansioso que en el primer día de clases en la universidad, sólo me habían dicho que el sujeto a entrevistar tenía que ver con las ciencias naturales, ¡ningún dato más! Llegué, observé el lugar, vigilé que el personaje no fuera un animal de cuatro patas, -con este staff, nunca se sabe- me senté, lo saludé; era un hombre de apariencia medio hippie, y esto fue lo que sucedió:
Hablemos de cosas básicas, ¿lugar de nacimiento?, ¿ciudad donde creció?
Nací y crecí en Bogotá, aunque mi familia no es de allá; mi papá viene de Santander y mi mamá es una chocoana-arábica, muy chocoana y arábica, de hecho. Se conocieron muy jóvenes, se casaron, y allí empecé a gestarme. Soy el mayor de seis hermanos, cada uno con una profesión diferente a la mía. La mayor parte de lo que hoy sé, se lo debo a mis padres.
Su niñez, ¿cómo fue?
Tuve una niñez muy dinámica. Era un viaje mental por las actitudes de mis papás, dos personas muy inteligentes, cultas, con mucho mundo en sus cabezas. Ese primer espacio de formación para mí fue fundamental, en el sentido de que me formó en una actitud de curiosidad hacia la vida, el universo, los comportamientos de la gente, la literatura, un montón de cosas realmente.
¿Logró encontrar respuesta a alguna de esas preguntas?
Llegué a encontrar más preguntas que respuestas. Yo fui muy precoz, y a una edad muy corta me di cuenta que siempre existirían más dudas que soluciones y que eso era lo que hacía interesante la vida.
¿Por qué trabajar en las ciencias naturales?
Soy biólogo de profesión. ¿Por qué la biología? Porque es una actividad interesante, realmente, lo que uno hace aquí es mantener una constante actitud filosófica, cuestionarse sobre cosas fundamentales: ¿por qué estamos aquí?, ¿para dónde vamos?, ¿de dónde venimos?
¿Le ha traído problemas en sus relaciones sociales el recurrente cuestionar sobre la vida?
No, yo no diría problemas. Lo más interesante ha sido sembrar esa actitud curiosa en las otras personas. Obviamente estoy acostumbrado a moverme en un círculo de gente que comparten los mismos intereses, aunque también tengo amigos con diferentes profesiones, algunos en la literatura, y otros en la música. En fin, pienso que esto de la ciencia no es un impedimento, al contrario, facilita la comprensión de muchas otras cosas.
¿Y cuál es el día a día de un biólogo?
Actualmente, trabajo como profesor y depende mucho de los estudiantes que tienes al frente. Ese es un espacio al que llega uno con mucha ilusión, es un poco como la vida de un artista, esto de enseñar no deja de ser una actividad pública, tú la haces para otros, es algo así como histriónico, yo lo disfruto mucho.
Otra de las cosas que hago cotidianamente, y a la que dedico gran parte de mi día, es al trabajo editorial. Soy editor de muchas revistas en el campo que manejo. Este tipo de labor en especial, no tiene otra paga que no sea la satisfacción de contribuir a la biología. Así como esas, están las salidas de campo investigativas, que en lugar de trabajo se convierten en un hobby. Yo trabajo con murciélagos.
¿Educar le ha dado más sorpresas de las que esperaba?
Sí, todos los días.
¿A veces no ha querido arrancarle la cabeza a algún estudiante?
No, yo la verdad he corrido con mucha suerte en el sentido de que siempre he tenido estudiantes que se “enrollan”. Además, es parte de la responsabilidad del trabajo enamorar al estudiante de lo que estás diciendo. Pienso que a las personas que les sucede eso deberían cuestionarse un poco la manera de contar las cosas. Si uno con la biología no es capaz de captar la atención de alguien creo que con pocas cosas lo puede hacer.
¿Por qué trabajar con murciélagos?
Porque son un modelo muy interesante, pero el principal motivo es que son un ejemplar muy útil para responder preguntas sobre cosas como: el origen de la diversidad de la vida, la creación de nuevas especies, la adquisición de destinos evolutivos diferentes, son altamente diversos, entre otros aspectos, que se vuelven relevantes al hacer la investigación.
Aunque no se puede negar que hay muchas dificultades para investigar, el acceso es difícil y los murciélagos no son fáciles de ver en algunos lugares. Además, desde hace mucho tiempo, hacer investigación en Colombia no es una prioridad. Vivimos en una sociedad que desafortunadamente tiene algunos valores invertidos, entre ellos, el bajo valor que se le ha dado a la adquisición del conocimiento.
¿Qué no le gusta de la vida?, ¿qué le saca la piedra?
De la vida me gusta todo, hasta que me saque la piedra. Creo que el día que uno se muera, va a extrañar hasta ésas cosas. No me gustan los abusos, la injusticia ni la indiferencia hacia las mismas, me causa asco ese tipo de actitudes.
¿Qué le genera felicidad?
Creo que la felicidad, como yo la he entendido, no son puntos aislados de la vida. Está más relacionada con el equilibrio y la armonía que tú puedas tener. Me causa felicidad estar bien, estar tranquilo, saber que la gente a la que quiero está bien.
¿No se puede morir sin haber hecho qué?
Yo creo que me puedo morir en cualquier momento, he vivido completamente feliz toda mi vida. Pienso que la muerte hoy es el nuevo tabú, antes eran las drogas, luego el sexo, en fin, quién sabe cuál será el próximo.
¿Si tuviera que dejarle algo al mundo, qué le dejaría?
Lo único que tengo: las cosas que he podido aprender. A eso le he dedicado este espacio de mi vida, a tratar de desprenderme de todo eso que he podido aprender.
En una palabra, ¿cómo se define?
Humano.
En dos palabras, ¿por qué vive?
No sé.
¿Con qué se queda de sus padres?
Con todo.
¿Cómo le gusta el café?
Cargado y sin azúcar.
Gracias por la entrevista.
Gracias a ti.
Así concluyó. Nos presentamos. Él es Hugo Mantilla Meluk, un biólogo especialista en mastozoología (estudio de los mamíferos), con un doctorado en “Sistemática y evolución” de la Universidad de Texas (Estados Unidos); dos postdoctorados, uno de ellos en la Universidad Nacional de Colombia; es presidente de la Sociedad Colombiana de Mastozoología y ha sido galardonado con premios a nivel nacional e internacional gracias a sus investigaciones. Desde hace seis meses trabaja como profesor en el programa de Biología de la Universidad del Quindío, y días atrás fue entrevistado por un aprendiz de periodismo, con obsesión por el control y una locura potencial.
